En el barrio de la judería, que se encuentra entre la puerta de Villagarcía y la calle del gremio de los pellejeros y de los curtidores, se encuentra la sinagoga judía. En total, la aljama de Llerena puede albergar unas 600 familias que conviven integradas con los musulmanes de la morería y los cristianos. Hasta ahora, la Corona y el maestre de la Orden Militar los han mantenido en su sitio por su alto nivel cultural y, sobre todo, porque atraen dinero a la zona con sus negocios. En muchas ocasiones son tachados de usureros porque otorgan unos préstamos pecuniarios que se les tienen que devolver con unos altos intereses. Además, en muchas ocasiones se encargan de la recaudación o del arrendamiento de los impuestos y de las rentas de las diferentes entidades. Obtienen grandes beneficios con estas actividades, no sólo aquí sino en todos los territorios hispanos.
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Su codiciosa actividad no está muy bien vista y genera un poco de recelo entre los cristianos, pero los mantienen en su sitio porque les interesa. Es más, hace unos años, en 1479, un judío llamado Rabí Mayr mantuvo unas conversaciones con los Monarcas Isabel y Fernando y logró que se suprimiera la restricción que los judíos tenían de celebrar ferias y mercados en los territorios castellanos. La consecuencia es que en la actualidad se ha reactivado la economía de la ciudad con el comercio. Además, también se a potenciado la actividad cultural con la creación de una escuela judía de traductores.
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